martes, 31 de marzo de 2015

Índice de Calidad Televisiva 2014


El Observatorio de la TV (OTV) publicó los resultados del Índice de Calidad Televisiva (ICT) 2014, una herramienta de carácter cualitativo que el OTV difunde desde hace ocho años. Esta medición sirve para contrastar con criterios cuantitativos como el rating y se presenta como una lectura de la programación televisiva desde sus contenidos. Para los auspiciantes, es una mirada seria sobre cómo sus productos quedan asociados a contenidos apropiados o no, según las características y valores de sus marcas.

Elaborado a partir de los análisis bimestrales tomados entre abril y noviembre, sobre todos los programas de la grilla de los cinco canales de la televisión abierta argentina (América, Canal 7, Canal 9, Telefé y Canal 13), el trabajo analiza, principalmente, la calidad técnica y la adecuación a la realidad de los programas, además de la oferta genérica.
Por calidad técnica, se evalúa cómo ha sido la representación audiovisual de cada uno, es decir, cómo ha sido el uso de la iluminación, de la banda sonora, de los efectos, las intencionalidades de los encuadres, el criterio de montaje, la actuación de los actores o de los personajes. Es decir, todo lo que permita que una realidad sea mostrada a través de los elementos de la puesta en escena.

En cuanto a la adecuación a la realidad, se analiza cómo cada programa construye un verosímil propio. Esto se basa en que toda la programación televisiva puede clasificarse en tres grandes macrogéneros: los referenciales (de directa relación con la realidad: noticieros, documentales, programas de debate político), los ficcionales (que construyen mundos propios que se relacionan más o menos directamente con la realidad: telenovelas, dramas, series, unitarios) y los híbridos, (aquellos programas que se relacionan con la realidad pero su modo de contar y/o mostrar es ficcionalizado (reality showtalk show, docudramas, etc.). 

Por lo tanto, se mide cómo cada programa respeta su verosímil. Un personaje de una telenovela puede hablar de modo vulgar, y si el personaje integra el elenco de una novela costumbrista y además es anafalbeto, es creíble que hable así, por lo tanto, es adecuado para lo que quiere representar. Por el contrario, en un noticiero, su conductor no puede hablar de modo vulgar porque en ese género se espera un uso cuidado del lenguaje. Si lo hace, rompe su verosímil y eso hace bajar su calidad en el parámetro de adecuación a la realidad.

Los tres grandes criterios para evaluar esta adecuación son: el uso del lenguaje, el grado de verosimilitud con las convenciones del género y los valores o disvalores promovidos. Por ejemplo, en un programa la ironía puede ser un valor, porque implica un modo inteligente de tratar la realidad a partir de una clara ideología; en otro, la ironía puede ser la base del destrato a un participante, de este modo, cambia la lectura según cada verosímil.
Según las mediciones de 2014, Canal 7 y Telefé fueron quienes tuvieron el mayor ICT. Ambos estuvieron primeros en dos períodos, pero Canal 7 obtuvo mayor puntaje en el total. Se destaca, además, que Canal 7 haya obtenido el 100% de CALIDAD TOTAL en casi dos ocasiones.

América fue el único canal que se mantuvo en general en la misma posición: último puesto.
El análisis evidencia que los programas del género híbrido son los que bajan los índices de calidad televisiva. Suelen trabajar con la cotidianidad de manera banalizada o frivolizada, y el carácter de espectacularización que los tiñe atenta contra la calidad del contenido en sí. El sueño, como eje del programa Showmatch, pierde su valor al verse superado por un tratamiento exagerado basado en los conflictos y la burla.

En función del análisis anual, el valor que más se dio fue el de la reflexión anterior y posterior al accionar, que claramente evidencia que los personajes, entrevistados y/o conductores emiten juicios de valor, o realizan actos que luego son evaluados desde las consecuencias que estos suponen. Los programas ficcionales son los que más lo utilizan. Ejemplos de ello son: En terapia (Canal 7), Somos familia (Telefé), Camino al amor (Telefé), Viudas e Hijos del Rock and Roll (Telefé), Guapas (Canal 13); Línea de tiempo (Canal 7).
El disvalor más desarrollado en esta oportunidad fue el de la vulgaridad en la apariencia y en el trato. Los híbridos (macrogénero que junto a la ficción predominan en las grillas), aportan este disvalor al banalizar sus contenidos. Los disvalores de lo light, de la obsesión por al aspecto externo de la persona, la importancia del “aquí y ahora”, del facilismo, fueron puestos en escena en casi todos los programas asociados a este género. Además, se vio un trato displicente, sobrador, desmerecedor de participantes, panelistas, que provocaron una clara caída en la variable del lenguaje y su adecuación a la realidad. Este disvalor se evidenció en: Intrusos (América), Bendita TV (Canal 9), Showmatch (Canal 13) y Este es el show (Canal 13). Algunos de los programas que más aportaron a las mediciones positivas de calidad fueron: En terapia (Canal 7), Los 8 escalones (Canal 13), Línea de tiempo (Canal 7) y Somos familia (Telefé).



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